Sé que colgué en un árbol mecido por el viento
nueve largas noches
herido con una lanza y dedicado a Odín,
yo mismo ofrecido a mí mismo,
en aquel árbol del cual nadie conoce el origen de sus raíces.
nueve largas noches
herido con una lanza y dedicado a Odín,
yo mismo ofrecido a mí mismo,
en aquel árbol del cual nadie conoce el origen de sus raíces.
No me dieron pan ni de beber de un cuerno,
mire hacia lo hondo,
Tomé las runas
las tomé entre gritos,
luego me desplomé a la tierra.
mire hacia lo hondo,
Tomé las runas
las tomé entre gritos,
luego me desplomé a la tierra.
Canción rúnica de Odín: estrofas 138 a 165.
La crucifixión de Wotan
Cómo llegó el Gran As a yacer colgado del Árbol es, en verdad, una larga y antigua historia que está registrada en otra parte del Libro Sagrado. Allí se cuenta que Wotan, sabedor del descenso terrestre protagonizado por el Señor de Venus, quiso acompañarlo en su empresa. Eran los Días de la Atlántida y el Gran Venusiano venía para acabar con la tiranía que los Siddhas Traidores habían implantado sobre los linajes hiperbóreos: los Siddhas Traidores operaban a la luz del día como "Señores de la Faz Tenebrosa" y su gobierno era conocido como "Sinarquía del Horror".
En esos días la sangre de los viryas se degradaba incesantemente al mezclarse con las razas inferiores, perdiéndose sin remedio el recuerdo del Origen, mientras esas mismas razas de pasúes alcanzaban un grado de conciencia hasta entonces desconocido.
El gobierno era detentado por una infame y bastarda raza de herreros quienes, apoyados y custodiados por los Siddhas Traidores, conformaban una aristocracia de Reyes y Señores ante los cuales, los linajes hiperbóreos, debían humillarse.
Los "herreros" se vanagloriaban de constituir la "Raza Elegida de Dios", pero en realidad ellos eran un desdoblamiento colectivo del Demiurgo, una especie de enjambre humano tras el cual animaba un alma grupal de complexión planetaria, es decir, un Kumara. Volveremos sobre este misterio cuando estudiemos la Estrategia 'O' de los Siddhas Leales.
En síntesis, los viryas habían perdido la capacidad de percibir el Gral, el cual hacía muchos millones de años que había sido depositado en la Tierra como concesión de Cristo Lucifer a los Siddhas Leales, para que fuera empleado por éstos en su Estrategia 'O'. Desde entonces el Gral diviniza los linajes hiperbóreos e impide que los Demonios puedan negar el Origen del Espíritu.
Pero, en los días en que el Gallardo Señor retornó a la Tierra para manifestarse a los viryas, la confusión era tan profunda y generalizada que ya nadie recordaba el Origen. Fue entonces cuando Wotan se unió a Cristo Lucifer y recibió la misión que lo llevó a crucificarse en el Árbol del Mundo por nueve noches. Mientras Wotan cumplía su extraordinario sacrificio sobrevino "el hundimiento de la Atlántida", hecho que marcó el fin de la Sinarquía del Horror y significó el comienzo de la Historia para los linajes hiperbóreos.
Naturalmente, la Historia que comenzó, determinada estratégicamente por la acción de Wotan, es solo UNA NUEVA VERSIÓN de la Vieja Historia, otra representación del Antiguo Drama, repetida incontables veces por efecto de esa recurrencia del Recuerdo en la sangre pura de los pueblos que se llama: Eterno Retorno.
Pero ¿cuál era la misión de guerra que Cristo-Lucifer encomendó y que motivó su decisión de yacer encadenado al Árbol Yggdrasil? Respuesta: que dotase a los viryas de raza blanca, a los arios, de un arsenal de armas simbólicas con las cuales éstos pudiesen resignar los designios e independizarse de las determinaciones del Demiurgo. Estos signos, que más tarde serían conocidos como RUNAS, iban a permitir al hombre blanco resignar su entorno y vivir conforme a su propia ley, ser cada uno el legislador y el juez de sus actos, guiándose solo por el Honor, la única moral del virya hiperbóreo. Desde luego, tal actitud ha sido siempre considerada BARBARA por los pueblos "civilizados", es decir, por los pueblos involucionados que se rigen por la Ley del Demiurgo, o de otros Dioses que lo representan, incapaces de coexistir sin una ley normalizada en códigos y sancionada con premios y castigos.
Para cumplir con tal misión fue que Wotan se autoencadenó al Árbol del Mundo. Lo hizo porque necesitaba comprender la razón del encadenamiento, del suyo y de todo encadenamiento, antes de pensar en el modo de librarse de él y en enseñar dicho modo. No bien el Gran As se hubo encadenado, cuando sintió que su único ojo comenzaba a enturbiarse por efecto de Maya. Y, antes que pudiese siquiera pensar en arrepentirse de su arriesgada acción, experimentó en sí mismo el designio del Demiurgo.
En efecto, el Aspecto designador del Demiurgo, su Logos, actúa inconscientemente en esta etapa del Kaly Yuga PUES LA CREACIÓN YA ESTA EN MARCHA, Y MUY AVANZADO EL DESPLIEGUE ENTELEQUIAL DE LOS ARQUETIPOS. Por eso, si incomprensiblemente "apareciese" un ente sin designar, vale decir, un ente "increado", tal como "apareció" Wotan, entonces automáticamente el Logos lo designaría, asignándole un destino dentro del Plan.
Y, como efecto de ese designio que ahora significaba sus cadenas, como consecuencia de ese impulso fatal dado a su crucifixión, Wotan comprendió de golpe lo que es la vida y la muerte del pasú, del animal-hombre, y EL SÍMBOLO DE SU DESTINO EVOLUTIVO. Comprendió que un único símbolo representa a la evolución de todo Arquetipo, incluido el Arquetipo Manú y su réplica evolutiva: el pasú, y que dicho símbolo podía expresarse afuera, ser comunicado a los viryas, con el SIGNO ESPIRAL.
Ese era, pues, el signo del encadenamiento. Entonces se dijo Wotan: -este SIGNO MALDITO ES EL "SIGNO DEL DOLOR". Y con ese nombre denomina, hasta hoy día, la Sabiduría Hiperbórea al SIGNO ESPIRAL, el cual, como no podía ser de otra manera, es sagrado para Druidas y judíos.
Sabedor del Secreto del Demiurgo, pendía Wotan del Árbol del Espanto, tratando de penetrar con su único ojo el Terrible Secreto de Maya y de encontrar en algún sitio la clave que le permitiese liberar sus cadenas, vale decir, el signo increado con el cual resignar el Signo del Dolor. Claro que, así, Wotan buscaba en la dirección equivocada, pues el mundo exterior nada podría ofrecerle que no estuviese designado por el Demiurgo.
El mismo Wotan encadenado era momentáneamente víctima del Engaño, de la fatal e inflexible Ley del Engaño que rige para todo virya: NADIE QUE ESTE ENCARNADO NACE SABIENDO LA VERDAD, NADIE NACE ILUMINADO, NI WOTAN NI EL FÜHRER NI NINGÚN OTRO VIRYA; POR EL CONTRARIO, TODO VIRYA, WOTAN, EL FÜHRER O CUALQUIER OTRO VIRYA, EN ALGÚN MOMENTO DE SU VIDA HA ESTADO ENGAÑADO POR EL DEMIURGO; Y ESTA LEY ES INEVITABLE PORQUE LA GNOSIS NO PROVIENE DE UNA MERA HERENCIA O DE UNA ILUMINACIÓN ESPONTANEA, SINO QUE ES PRODUCTO DE LA VOLUNTAD DE DESPERTAR Y DE SER LO QUE UNO ES; vale decir: la gnosis proviene de la lucha entre el Espíritu eterno, manifestado en el virya como Yo perdido, y el alma, esa extensión del Demiurgo.
En tanto pendía del Yggdrasil, Wotan fue víctima del Engaño y por eso miraba hacia afuera, sin escuchar la Voz de la sangre, reviviendo el perpetuo drama de los viryas perdidos. Sin embargo el Gran As fue capaz de despertar y cumplir con su misión, convirtiéndose desde entonces en el Guía racial de todos los arios.
FSH 697