El Demiurgo el Uno, El de los mil rostros.
Dice la leyenda que Sofía, sin la intervención del dios del cielo Eterno, sin
el secreto y aprobación deseaba crear algo externo a la unidad total, así que
dio forma a una criatura y se ocultó tras él para ver lo que hacía. Incompleto
e imperfecto desde su aparición, sintético al actuar incapaz de expresar una
eternidad dudosa, cuando esta criatura vio toda la materia del universo, además
a su disposición, la ignorancia de su origen le hizo creer que era él quien habría
creado todo, incluido a sí mismo y con arrogancia declaró ser el creador
indiscutible, el más grande, el más alto, el único.
Al así hacerlo dio la espalda a su caótico inicio y difícil encuentro con la ahora separada unidad, convirtiéndose en una deidad escindida de la realidad de su propio origen. Entregado en la fantasía omnipotente, el demiurgo construiría en los cielos las esferas que rigen el mundo, y habiendo heredado parte del poder su madre, todo lo que crea contiene en su interior una porción de la sabiduría de Sofía. Su madre inquieta al ver lo que había creado,escondió al Dios rodeándolo de una nube, le colocó en un trono en el centro de esa nube, para, en su aislamiento, dejarle crear un universo propio. El demiurgo (en griego: Δημιουργός, Dēmiurgós), en la filosofía gnóstica, es la entidad que, sin ser necesariamente creadora, es impulsora del universo. También es considerado un semidiós creador del mundo y autor del universo en la filosofía idealista de Platón en su obra Timeo y en la mística de los neoplatónicos. Supone un artesano, un constructor, un orfebre, o albañil, alguien cuya misión es dar forma a la materia. En esa "creativa" ordenación radica su genio.
En los arcontes, Ángeles planetarios, Guardianes de los diferentes planos de la realidad, como agentes del demiurgo reafirman la verdad de su mundo material, por ello son fuerzas que estimulan la ilusión al dar valor de realidad absoluta al mundo de las emociones, pensamientos y proyecciones del ego en los entes creados. Esto representaría la creación de ese Dios, como emanación de la diosa, es Yaldabaoth (hijo del caos), Samael, “el verdadero hijo de Sofía”, el dios ciego. Samael significa el dios ciego ya que no puede ver nada más que aquello que cree ser su propia creación, y en eso consiste su ceguera, apesadumbrado y formado en soledad, imita y busca resquicios de algo muy distante a su propiedad, un enfermizo anhelo de otro mundo, por eso se le llama el Dios ciego. Encerrado en su propia ofuscación, terrible en su cólera y en la locura de ser aceptado como único y superior, este desdeña el Ego arquetípico, señal de un máximo fanfarrón altivo.
El reconocimiento temporal de la obra por parte de sus emanaciones, puesta de sentido, elogios y "regalos" obligados de esencias externas bajo el yugo de sus estructuras y sus dirigentes colaboradores, causan la explosión dramática de esa ampolleta comprimida en deleite ilusivo de sus iniciados, y de otros eternos espantosamente drenados.
Apoyo: Pistis Sophia, Juan de La Fuente,.
Sabiduría Hiperbórea.
Al así hacerlo dio la espalda a su caótico inicio y difícil encuentro con la ahora separada unidad, convirtiéndose en una deidad escindida de la realidad de su propio origen. Entregado en la fantasía omnipotente, el demiurgo construiría en los cielos las esferas que rigen el mundo, y habiendo heredado parte del poder su madre, todo lo que crea contiene en su interior una porción de la sabiduría de Sofía. Su madre inquieta al ver lo que había creado,escondió al Dios rodeándolo de una nube, le colocó en un trono en el centro de esa nube, para, en su aislamiento, dejarle crear un universo propio. El demiurgo (en griego: Δημιουργός, Dēmiurgós), en la filosofía gnóstica, es la entidad que, sin ser necesariamente creadora, es impulsora del universo. También es considerado un semidiós creador del mundo y autor del universo en la filosofía idealista de Platón en su obra Timeo y en la mística de los neoplatónicos. Supone un artesano, un constructor, un orfebre, o albañil, alguien cuya misión es dar forma a la materia. En esa "creativa" ordenación radica su genio.
En los arcontes, Ángeles planetarios, Guardianes de los diferentes planos de la realidad, como agentes del demiurgo reafirman la verdad de su mundo material, por ello son fuerzas que estimulan la ilusión al dar valor de realidad absoluta al mundo de las emociones, pensamientos y proyecciones del ego en los entes creados. Esto representaría la creación de ese Dios, como emanación de la diosa, es Yaldabaoth (hijo del caos), Samael, “el verdadero hijo de Sofía”, el dios ciego. Samael significa el dios ciego ya que no puede ver nada más que aquello que cree ser su propia creación, y en eso consiste su ceguera, apesadumbrado y formado en soledad, imita y busca resquicios de algo muy distante a su propiedad, un enfermizo anhelo de otro mundo, por eso se le llama el Dios ciego. Encerrado en su propia ofuscación, terrible en su cólera y en la locura de ser aceptado como único y superior, este desdeña el Ego arquetípico, señal de un máximo fanfarrón altivo.
El reconocimiento temporal de la obra por parte de sus emanaciones, puesta de sentido, elogios y "regalos" obligados de esencias externas bajo el yugo de sus estructuras y sus dirigentes colaboradores, causan la explosión dramática de esa ampolleta comprimida en deleite ilusivo de sus iniciados, y de otros eternos espantosamente drenados.
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